Desde el amanecer de los tiempos nos miras con indiferencia y desdén. No fueron los druidas, no fue el Gran Merlín, tampoco el Príncipe dueño del alma humana los arquitectos de tu altar. Pero qué hemos hecho para no ser legítimos bebedores del santuario?. No me lo dijeron los teosofistas, pero tu forma es la de la serpiente lemuriana. No hace falta recurrir a la presciencia y ser profeta para decir que comenzará tu decadencia, tus dioses han sido olvidados desde hace demasiado tiempo, ya no eres más que una patética reliquia. Hoy, a punto de llegar está la prodigiosa hora de Sorath, el maestro del fuego oculto y tus piedras se alzarán de nuevo para erigir el invencible templo del sol negro.
The Wizard.
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