...Si bien los privilegios de los comunes son efímeros por orden divina algunos pueden llegar a alcanzar tanta gloria como para llegar a su paroxismo. En esos tiempos, bella mujer, eras la exacerbación súbita de mis violentos impulsos que nadaban en la insana espuma de nuestros torrenciales encuentros...
...Yo era solo un viento indomable acechando las brillantes torres de mármol que te servían de morada, o bien, solo un pequeño haz de luna iluminando las altas ventanas donde se asomaba tu hermoso rostro hermano de los astros, que ni Fidias fielmente podría representar...
...Y mientras caías con este pastor de frases grises y codiciosas, lejos de la mirada de Hera, el castillo de la estrella polar se estremecía a punto de sucumbir pero sin jamás derrumbarse a pesar de los funestos presagios. La fortaleza de piedra resultó ser inexpugnable, y el acero del emperador junto a sus terribles hordas eran no menos fuertes que las lanzas y guadañas de mis campesinos. Sin embargo, muchas derrotas son más honrosas que la misma victoria, he allí al gran Leonidas, que hasta nuestros días recordamos en su encarnizada lucha, por encontrar la más bella muerte en el desfiladero de las Termópilas...
...Y aunque hoy mis ilusiones han sido laceradas por las espinas de la fina memoria, la grandeza de aquellos simples momentos bastaron para consagrarme en el trono de tus miradas, que ni el Demiurgo puede engrillar con sus hechizos quiméricos...
...Bella mujer, ni las exequias de los mortales que me esperan, ni el castigo que merezco en el Hades, ni el robo de tus encantos que guardo en el alma, impedirán que la locura de este siervo gobierne el universo cada noche al cabalgar a Sirius buscando tu excelso perfume....y sólo me queda decirte.....
The Wizard
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