Tuesday, March 14, 2006

Ouroboros

......Salté aquellas viejas cercas de madera y tomé la ruta de las altas montañas del norte, bajo el velo de las estrellas hacia tierras encantadas llena de castillos y flores en los campos, o por lo menos esa era mi intención en aquellos lejanos días. Imploré al Señor para que me hiciera olvidar, y que no permitiera voltear mi cabeza atrás, donde el viento abrasador sólo dejó cenizas. Y así lo hizo. La pena y el olvido de aquella tragedia no me impedirían ahora reír suavemente ni disfrutar de los frutos que la naturaleza me obsequiaba, y poco a poco iba comprendiendo que una vez dado los primeros pasos los siguientes vendrían solos.
Estuve vagando durante semanas en los parajes del extenso valle. Nada supe de otros seres como yo, sólo podía oír el casi imperceptible ruido de las hojas al ser acariciadas por una brisa infante y el débil sonido de algunas aves solitarias. No sentía miedo, ni siquiera cuando la negra noche abrazaba firme el suelo. Recordaba las muchas historias que el abuelo solía contarnos y que hablaban de extrañas criaturas que merodeaban por estos mismos lugares, y me reía, reía a carcajadas al pensar ahora que la realidad ni siquiera podía alcanzar un mínimo suspenso fuera de lo trivial incluso en un paisaje como el que mis ojos presenciaban. Todo me era muy común pero bello a la vez -grandes extensiones de tierra, inmensos ejércitos de gigantes montañas y un imponente río verde- tan verde que los árboles no cesaban de beber de sus aguas para no perder su fresco y eterno maquillaje.
Todo me parecía muy normal hasta ayer, cuando la luz del día guardaba un extraño tono, como si al mismísimo Dios se le estuviera acabando cada color de su acuarela. Preso de una leve inquietud esperé la noche, pero al llegar ésta ya no ostentaba más esa negrura que solía darme en las horas de mis sueños. Traté de ignorar mis cada vez mas temblorosas sensaciones, pero al recostarme sobre la hierba mirando las estrellas, asombrado me percaté que junto a Castor ya no estaba su eterno compañero. Tampoco recordaba la última salida de la luna. Muy pronto, cayeron mis pesados párpados dormidos, aunque no se si fue por el miedo o la esperanza de que el sol me despertara al siguiente día.

Todo había sido en vano, porque al abrir mis ojos vi lo increíble. Con la escasa luz que dejaba un sol en fuga, pude ver que el bosque terminaba de hundirse lentamente bajo el valle sin dejar rastro y las montañas transformadas en finas arenas eran barridas con una sola brisa. Del verde río sólo quedaba ahora una ridícula mancha cada vez más diminuta. Un horrible valle desierto, sin siquiera unos lomajes, todo era desesperadamente plano... Ya no se oía ninguna brisa, ni los pájaros, nada. Fue entonces cuando luego de caminar largas horas buscando respuestas, sin sentir hambre ni frío, mis piernas comenzaron a mermar como aquellas montañas, mientras todo el valle comenzó a desaparecer lentamente derrumbándose en la nada, y a pesar de que ya no tenía mucho sentido huir, mi instinto me obligó a correr desesperado entre las ruinas cabalgantes del holocausto......... hasta que logré saltar aquellas viejas cercas de madera y tomé la ruta de las altas montañas del norte bajo el velo de las estrellas hacia tierras encantadas.......

By The Wizard

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